Bruna Burboise®: Crónicas de una Perra Bipolar®

Yo soy Bruna Burboise: De día, una dulce perrita de casa. De noche, letal espía y asesina a sueldo.

martes, julio 22, 2008

Capítulo 4.7: Bruna Burboise en el País de los Juguetes (Parte 1)

El otro día me llegó una caja a mi casa que venía forrada con un papel muy llamativo, un gran moño de color y una tarjeta. Al abrirla sólo contenía un breve mensaje: “Pronto sabrás que hay que tener cuidado con lo que deseas…”

“Mmmm qué podrá ser…”, pensé intrigada. Me encontraba sola en casa pues Miss Jinx había ido a sus clases de ballet acuático (sí ya se que es lo más cheesy, pero ella dice que la relaja y gana elasticidad) y Madame La Rue estaba en pleno viaje astral en quién sabe dónde, pero cuando eso sucede ni la tomo en cuenta, me desquicia verla con los ojos en blanco y riéndose como tonta.

Así que abrí el paquete arrancando el papel de envoltura como cuando era niña y abría cada uno de los 365 regalos que recibía en Navidad. Siempre eran 365 porque yo decía que merecía un regalo por cada día del año y lo mejor del caso es que me los daban. Siempre tuve de todo, muñecas, casitas, patines, bicicletas, osos de peluche, etc.

A veces extraño mucho ser niña. El solo hecho de no tener que decidir sobre nada y solo pedir y pedir y pedir y recibir y solo recibir. No tendría ninguna preocupación, ni tendría que matar gente, ni misiones en las que arriesgo mi vida y la de quienes me rodean.

Por eso es que haber recibido un regalo me emocionó desde que ví la caja en el recibidor. Cuando ví lo que contenía me desconcerté un poco. Era una gatita de peluche vestida como Jackie O con un trajecito sastre color rosa pastel y un collar de perlas alrededor del cuello. Su nombre era Pussy O.

“¿Quién habrá enviado esto? Seguramente es alguien que me conoce y sabe que idolatro a Jackie O, ¿pero por qué enviarme una gata si saben que las detesto?”

Debo de admitir que Pussy O era lo más lindo que me habían regalado en años, aun con todo el SWAG que recibo por ser una celebridad. Pussy O era casi de mi tamaño y se podía detener en pie sola sin necesidad de recargarla. La única peculiaridad que tenía eran sus ojos. Eran rojos y tan misteriosos que podías quedarte viendolos por un rato y no darte cuenta.

Dejé a Pussy O en el vestíbulo y seguí haciendo otras cosas. Cuando llegó Miss Jinx corrí a enseñarle el regalo y a preguntar si ella sabía de quién era pero no tenía ni idea. Miss Jinx es tan impresionable que vio sus ojos por un rato y cayó dormida.

Cuando despertó nos sentamos a observar a Pussy O sentadas en la sala. Miss Jinx notó que en la parte inferior de la patita tenía un botón amarillo.

“¿Por qué no lo apretamos? ¡A lo mejor hace algo! ¡¡Imaginate que camine o algo!! Sería el centro de mesa perfecto para la sala, seguramente es arte objeto que me envió algun artista”, dije emocionada.

“Pues no se…¿y si es una bomba? Enemigos tienes…”

“Ay claro que no, a ver pícale”.

Miss Jinx apretó el botón y Pussy O pareció cobrar vida, sus ojos comenzaron a tintinear y nos hizo caer en una especie de hipnosis. Solo recuerdo haber visto una espiral en los ojos de la muñeca y sentir que caía lentamente en una especie de sueño profundo.

“¿Donde estamos? ¿Qué pasó?” preguntó Miss Jinx desconcertada.

“No lo se Jinx pero no estamos en casa y lo último que recuerdo es que esa gata disfrazada de Jackie O tuvo que ver con que no estemos ahí. Por eso siempre digo que no hay que confiar en las gatas. Lección aprendida”, dije mientras me levantaba y me sacudía. “Ahhhhhhhh!!!!!!! Me puedes explicar qué clase de outfit es este??????”.

Miss Jinx y yo vestíamos vestidos pompones con crinolina debajo, calcetas largas y zapatitos de charol, así como moños en la cabeza y chapitas color betabel.

“Bruna pareces una mala versión de un personaje de Cri Cri”, dijo Miss Jinx muy risueña.

“Cállate, tu pareces muñeca de trapo vomitada por Cositas. So washed out”.

Comenzamos a caminar y poco después nos encontramos con una sorpresita de 1.50 mts. con look super urban fashion después de una larga noche de fiesta y 4 litros de vodka Belvedere encima.

“Weeeeeey, estoy muy borracha, ayúdame, ahaaaaaa?”, dijo con trabajos. ”Es que se me atoró el tacón en la coladera mientras buscaba el cigarro que se me cayó weeeey”.

“¿Tú quién eres?”

“Ahaaaaa soy una Bratz weeeeey, ¿qué no me ves? Soy super bonita. Hoy se me pasaron tantito las cucharadas porque fui de fiesta. Todos me llaman Pratz y tú weeeeey”.

“Yo soy Bruna Burboise y ella es Miss Jinx y estamos perdidas. ¿Tienes idea de dónde estamos? Supongo que no y por tu estado no se si confiaría en lo que dijeras, no pun intended hun”.

“Jajajaja y por qué están vestidas como muñecas del año mil weeeeey, lo de hoy son las chiquifaldas, el super maquillaje y los tacones mega altos, a mí me suben como 15 cms.”

“Mmmm no estamos vestidas así por gusto. Así aparecimos aquí. ¿Sabes o no sabes dónde estamos?”, respondió Miss Jinx molesta.

“Ay weeeeeeeey qué carácter…Estamos en el mágico mundo de los Juguetes. Yo soy un juguete y por lo visto ustedes también.”

“Si nada más que hasta en los juguetes hay clases, porque tu eres como “urban trendy” y nosotras en todo caso somos muñequitas de porcelana hermosas”, dije.

“Y viejas…”, contestó la Pratz. “¿Weeeeeey tienes Kitty? ¿Annie? ¿Posh? Llevenme a Marivichi ahoraaaa”.

“Miss Jinx vámonos no tenemos nada que hacer hablando con esta borracha. Ya está alucinando”.

“¿Puedo ir con ustedes? Es que aquí estoy solita…mis amigas siguen de fiesta y Barbie no me quiere”

“Por algo será…pero bueno, puedes acompañarnos siempre y cuando camines derechita y no abras la boca mas que cuando te lo pidamos”

“¡¡Son mis nuevas mejores amigas!!”

“Yupi”.

Seguimos caminando y en uno de los pasillos vimos a Pussy O. Corrímos tras de ella para alcanzarla y que de una vez por todas nos dijera por qué nos había llevado ahí. La Pratz resultó ser más útil de lo que pensamos pues durante la carrera lanzó su bolsa (que era más grande que ella) y cayó encima de la cabeza de Pussy O tirándola de inmediato al suelo.

“Ahora sí gata de porquería, nos vas a decir por qué nos trajiste a este lugar y quién te mandó. Y de paso quítate este disfraz que deshonras a Jackie O”, grité.

“Weeeeey yo que tú no me metía con el outfit, mira que tú no estás muy padre”, dijo la Pratz pícara.

“Reina, ¿qué te dije de quedarte calladita a menos de que te dejara hablar? Cierrala. Así. Como con un candadito”, contesté contrariada.

“Weeeeey pues es la neta!”

“Pratz, mejor cállate antes de que te suelte un judo chop y no sabes lo que es eso”, dijo Miss Jinx a Pratz a manera de consejo.

Los ojos de Pussy O comenzaron a tintinear de nuevo. Miss Jinx y yo nos tapamos los ojos de inmediato pero la Pratz cayó en el hechizo.

“La luz…la luz…qué bonita luz…hola lucecita…jolaaa.. jolaaaaa ¿me llevas con Annie?”, decía hipnotizada.

“Pratz nooooo!! No veas la luz!!” y me avalancé sobre de ella mientras Miss Jinx se sentaba con su vestidote encima de la cara de Pussy O.

“Very L Word of you, Miss Jinx!”

“Ay cállate Bruna que fue lo primero que se me ocurrió para que esta tonta dejara de ver la luz”.

Los ojos de Pussy se apagaron y perdió toda movilidad y vida. Volvió a ser una gata de juguete. Y justo cuando pregunté quién estaba detrás de todo esto, obtuve mi respuesta.

“Nos volvemos a ver Bruna…Yo soy quien te traje aquí…” dijo una voz de hombre que me parecía extremadamente conocida. “Y si leíste bien la tarjeta que traía el regalito que te mandé deberías saber que hay que tener mucho cuidado con lo que se desea y tu deseaste ser niña otra vez…supongo que me equivoqué un poco y en lugar de niña te convertí en juguete.”

“¿Quién eres? ¡sal de donde te escondes cobarde!”

“Bien, si así lo quieres, tus deseos son órdenes…¿Cómo estás Bruna?”

“¿¿¿¿Dagger????”

Miss Jinx cayó dormida en ese instante.

“¡Voila Bruna Burboise! ¿Creíste que después de todo te ibas a deshacer de mí? Qué equivocada estabas. Yo no soy ningun jueguito, tontita. Así que a mí no me vas a tratar como tratas a todos los demás”.

“Dagger, por favor. La última vez que nos vimos te dije que no eras mas que un perro de peluche chafa de los que salían con el Tío Gamboín brincando y haciendo estupideces y lloraste, ¿y ahora vienes a decirme que te vas a vengar? ¿Cómo? ¿Vistiendome de muñeca? ¡Buuuuuaaaaa eres malo!” contesté sarcástica.

“Estoy harto de que te burles de mí Bruna”.

“No si no me burlo, pero a quién quieres engañar…tu y yo jamás hubieramos podido estar juntos, porque eres un perro faldero. Mejor regresate con tu dueño, ahí es donde perteneces.”

“No me conoces Bruna. Por lo pronto te cuento que salida no hay de aquí. Todo estuvo arreglado para que no haya marcha atrás y tu seas una linda muñequita por siempre.”

“Mmmm si claro. Si tu crees que voy a estar vestida así por siempre te equivocas. ¡Dime con quién tengo que hablar ahorita mismo o te trueno los huesos y entonces no solo serás perro faldero sino además cucho!”

“Ay si weeeeey ya dile que se pone bien loca y luego tú no la aguantas”, dijo la Pratz.

“Reina, seguimos con el problemita de que hablas cuando no te lo pido, ¿te acuerdas? Shut it bitch! Eso significa si no sabes inglés ¡cállate perra!”, contesté.

En el momento en el que volteé para seguir en la conversación con Dagger, él había desaparecido dejando como rastro una nota que decía: “Si crees que eres tan lista, busca al Titiritero a ver si deja que te vayas. Mucha suerte. D”.

“Pues no se quién diablos sea el Titiritero pero lo vamos a averiguar y nos vamos a ir de aquí porque nadie le hace esto a Bruna Burboise. Pratz, carga a Miss Jinx y empieza a caminar. Ese Dagger me las va a pagar.”

“Ay Bruna ves mucha televisión weeeeeey…”, dijo la Pratz.

“Ya te dije que te calles” dije mientras caminabamos por los interminables pasillos del Mundo de los Juguetes con la esperanza de encontrar al Titiritero y poder volver a casa.

1 Comments:

At septiembre 18, 2008, Blogger The WebHitMan said...

Pero si las drogas viajan luego agusto, ¿no mi querida Brunita?

Muy buena historia!! Felicidades.

El Buen Hobbit.

 

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