Capítulo 4.3: El Temible Sr. Morsa y la Legión de Fashion Zombies
Otra vez en la vida pública. ¿Qué hay de nuevo? Nicole y Xtina tuvieron bebes, Britney sigue loca, Amy Winehouse sigue siendo una drogadicta, Angelina y Gwen embarazadas, Madonna ahora será rapera urbana, nada nuevo, esto del estrellato comienza a aburrirme.
Regresé justo antes de la red carpet season para darme cuenta que los benditos escritores seguían en huelga y no habría Golden Globes. Yo no puedo dar una opinión certera pues soy un personaje que sale de la mente de alguien que lo escribe en papel, pero lo que es triste es que dejen a la gente sin nuestro glamour. Este año solo fui a los Oscars para aplaudir de manera discreta a Javier Bardem cuando ganó su Oscar, no quiero que nos sigan relacionando o Penélope Cruz se volverá loca de celos y cuentan que pega fuerte.
Paseaba plácidamente por las calles de la colonia Condesa con Miss Jinx. No es el mejor lugar para comprar porque para eso está la 5ª Avenida en Nueva York, pero lejos de esas boutiques de high coutoure, hay propuestas a veces muy decentes y creativas y siendo una trendsetter tengo que estar al pendiente.
“Miss Jinx, qué sucede con el mundo, ¿por qué la gente tiene tan mal gusto?” pregunté preocupada.
“Bruna se llaman nacos de la sub especie wannabes y tienen el mal gusto en los genes”
“Es que por qué usan esos zapatos de goma con colores y hoyitos? Y además algunos los usan con calceta blanca. Ogh me dan escalofrios de solo pensarlo. ¿O es que yo me estoy perdiendo de algo? ¿Son de alguna marca famosa? ¿Por qué entonces no me los han mandado junto con todo el SWAG que me envían?”
“Bruna, estás delirando, te tomaste una pastilla de más, ¿verdad? Se llaman Crocs y no, no son de diseñador, son modas que las masas adquieren para satisfacer su deseo de pertenencia. Son espantosos y seguramente provocan que el pie sude y por consiguiente huela mal, pues son de plástico. Sigue caminando que todavía te faltan dos cuadras de boutiques y ya estoy a punto de matar a alguien.”
“¡Ok, Jinx, pero relájate tú y tómate esta pastillita, después sentirás que nada te puede poner de malas y hasta disfrutarás los colores de la vida como yo!”
“Sigue caminando, drogadicta”.
Mientras caminabamos encontramos un pequeño callejón en el que un letrero nos llamó la atención por la leyenda: Corgani, moda inspirada por tus anteriores yo. Entramos al callejón y llegamos a una puerta color verde. Tocamos para que nos abrieran y pudieramos entrar pero nadie contestó. Miss Jinx abrió la puerta y nos encontramos ahora con una escalera que bajaba a lo que suponíamos era un sotano.
“No se si sea buena idea bajar, Bruna. La última vez nos secuestraron”, dijo Miss Jinx preocupada.
“Ay por Dios Jinx, esta vez el Dr. Monroe no podrá con nosotras. Además somos espías internacionales, no amas de casa en apuros. Por ahí dicen que la mejor compra es la que no esperas encontrar y yo estoy intrigada por el anuncio. O está mal escrito o hay algo interesante aquí”.
“Ok, entremos pero sin hacer ruido para poder escapar en caso de ser necesario.”
Bajamos con cuidado pero como siempre, Miss Jinx tuvo a bien tener un ataque de narcolepsia justo ahí y al desvanecerse rodamos las dos por las escaleras y terminamos en el piso del sótano.
“¿Quién anda ahí?” preguntaron. Eran voces de hombres.
“Estupida, ¿no pudiste haberte quedado dormida en la boutique anterior donde me probé casi toda la tienda?”, dije sin que Miss Jinx reaccionara.
“¿Quién anda ahí?”, volvieron a preguntar y encendieron las luces del pasillo. Se escuchaban pasos y me puse de pie tan rápido como pude para recuperar la compostura.
“Hola, mi amiga y yo entramos porque su letrero nos llamó la atención”, contesté segura.
“Ah, clientes…Al, tenemos clientes…bienvenidas señoritas. ¿Su amiga está bien?”, preguntó uno de ellos pero aun no reconocía sus rostros.
“Si, es narcoléptica, ahorita despierta. Pero, ¿quiénes son ustedes?”
“Nosotros somos Al y Mol, creadores de Corgani y usted?”
“Yo soy Bruna Burboise, encantada. Quisiera que me mostraran algo de sus diseños. ¿Este es su show room?”
“No tenemos show room porque diseñamos a la medida y de acuerdo a ciertos estudios que realizamos a nuestras clientes”, replicó Al.
“Ok, no entiendo y tendrán que explicarme porque soy muy poco paciente. ¿A qué se refieren con estudios?”, dije mientras Miss Jinx recuperaba el conocimiento.
“Bueno, Srita Burboise. Sucede que nuestra marca está inspirada en las vidas pasadas de nuestras clientes. Por ejemplo, en su caso haríamos una sesión de hipnosis para provocarle una regresión y que nos diga quién fue en su vida pasada y presentar una propuesta moderna, actual y vanguardista pero con toques del pasado.”
“¡Qué interesante! Quiero una sesión de eso. Necesito un vestido para una gala de beneficiencia que tengo el próximo mes en el Museo Tamayo de la ciudad y quiero lucir espectacular. Esas damas filántropas nos traen de un ala con tanta gala de beneficencia.”
“Estaríamos encantados de vestirla, es más si usted promueve nuestra creación podríamos hacerle un descuento, sabemos lo famosa que es y nos honraría que usara una de nuestras creaciones”, finalizó Al.
Al salir del lugar con una cita para la sesión de hipnosis ya agendada, Miss Jinx y yo volvimos a mi loft para tomar un descanso y después salir a cenar. Al llegar recibí una llamada de Madame La Rue. Es que esa mujer me huele o algo porque siempre me llama justo cuando estoy entrando a casa.
“Brunaaaaaaa, te hablo porque sí, ¡adivinaste! ¡Te tengo una misión!”, dijo Madame La Rue con esa carita tan regordeta y rosada que tiene. A veces me dan ganas de pellizcar sus cachetotes a ver si son de plastilina. Una vez lo hice pero solo logré dejarle moretones en ambas mejillas.
“Yupi, qué emoción” dije desinteresada. “¿De qué se trata ahora?”
“Pues resulta que recibiste la invitación a la gala del Tamayo porque quieren que seas una espía undercover y ayudes a mantener seguro el evento. Al parecer hay alguien amenzando con poner bombas en todo el museo esa noche pues no quiere que se lleve a cabo”.
“¿Cómo? ¿Por qué?”, pregunté intrigadísima por el caso.
“Esto tiene que ver con un sociópata, al parecer alguien que tiene cierto resentimiento contra la alta sociedad”.
“Pero de qué alta sociedad me hablas?”, dije alzando mi ceja perfectísima.
“Pues la alta sociedad de nuestro país”, contestó con naturalidad Madame La Rue.
“¿Cómo? ¿Crees que la gente que sale en Quién o Caras o alguno de esos pasquines de tercera es pertenece a la alta sociedad? ¿Esa es la tan llamada sociedad mexicana? Si la realeza europea me parece ridícula, imagínate la “alta sociedad mexicana”. Dios, por eso este país está como está…”
“Claro, es que nadie ha entendido que es algo que se fabricaron para llenar un nicho de mercado, porque alta sociedad puede haber hasta en Zacatlán de las Manzanas si se crea una revista que agarre a un grupo de gente y les saque fotos y luego la venda diciendo que son la sociedad de ese lugar. Nadie tiene por qué venir a decir que unos son mejores que otros”, replicó enfurecida Miss Jinx.
“Jajajaja Miss Jinx! ¡Jamás te habías puesto así! Es como si te hubiera poseído el Pejelagarto y te recuerdo que ya lo desaparecimos”.
“Ash lo siento, así me pongo cuando las cosas me parecen estupidas”.
“No perdamos el foco Bruna”, dijo Madame La Rue. “Hablábamos de este personaje que está resentido. Necesitamos saber quién es para poderlo detener”.
Tratabamos de pensar en quién podría ser el sociópata cuando recibí una llamada telefónica.
“¿Hola? ¿Hablo con Bruna Burboise?”, preguntó una voz masculina.
“Sí, soy yo, ¿con quién hablo?”, contesté.
“Permítame presentarme, soy E. Morsa, y soy el organizador oficial de la gala del Tamayo, seguramente nos hemos visto en alguna fiesta, porque voy a todas”, dijo con arrogancia.
“Mmm lo dudo, cariño, pero dime, ¿qué necesitas?”
“Simplemente confirmar tu asistencia al evento, nos encantaría contar con tu presencia”.
“Ok, en ese caso confirma mi asistencia con un acompañante”, dije indiferente.
“Perfecto. Pues te esperamos con el gusto de siempre. ¡Ciao!”, y colgó el teléfono.
“Ogh, como me choca esta gente que se cree importante sólo porque organiza fiestas…”
Después de mucho pensarlo, llegamos a la conclusión de que este personaje tenía que ser alguien que tuviera acceso a ese mundo, que se moviera en él, que conociera a la gente para saber que estaría reunida en el mismo lugar y que prácticamente se pudiera mover en ese ambiente pasando desapercibido.
¿Quién querría hacer daño a esta gente y para qué? Podría ser desde un mesero que habitualmente trabajara en esos eventos, o un periodista que los cubre o mejor aún, un organizador que conoce la logística del evento de pies a cabeza, habla con todos los invitados con una familiaridad casi insolente, pero que al mismo tiempo nadie recuerda pues no es ni rico, ni hijo de nadie conocido, ni guapo, ni brillante. Alguien así podría estar muy resentido, pues se mueve en ese ambiente pero no es parte de él.
“¡Lo tengo! Nuestro primer sospechoso: El Sr. Morsa…”
Regresé justo antes de la red carpet season para darme cuenta que los benditos escritores seguían en huelga y no habría Golden Globes. Yo no puedo dar una opinión certera pues soy un personaje que sale de la mente de alguien que lo escribe en papel, pero lo que es triste es que dejen a la gente sin nuestro glamour. Este año solo fui a los Oscars para aplaudir de manera discreta a Javier Bardem cuando ganó su Oscar, no quiero que nos sigan relacionando o Penélope Cruz se volverá loca de celos y cuentan que pega fuerte.
Paseaba plácidamente por las calles de la colonia Condesa con Miss Jinx. No es el mejor lugar para comprar porque para eso está la 5ª Avenida en Nueva York, pero lejos de esas boutiques de high coutoure, hay propuestas a veces muy decentes y creativas y siendo una trendsetter tengo que estar al pendiente.
“Miss Jinx, qué sucede con el mundo, ¿por qué la gente tiene tan mal gusto?” pregunté preocupada.
“Bruna se llaman nacos de la sub especie wannabes y tienen el mal gusto en los genes”
“Es que por qué usan esos zapatos de goma con colores y hoyitos? Y además algunos los usan con calceta blanca. Ogh me dan escalofrios de solo pensarlo. ¿O es que yo me estoy perdiendo de algo? ¿Son de alguna marca famosa? ¿Por qué entonces no me los han mandado junto con todo el SWAG que me envían?”
“Bruna, estás delirando, te tomaste una pastilla de más, ¿verdad? Se llaman Crocs y no, no son de diseñador, son modas que las masas adquieren para satisfacer su deseo de pertenencia. Son espantosos y seguramente provocan que el pie sude y por consiguiente huela mal, pues son de plástico. Sigue caminando que todavía te faltan dos cuadras de boutiques y ya estoy a punto de matar a alguien.”
“¡Ok, Jinx, pero relájate tú y tómate esta pastillita, después sentirás que nada te puede poner de malas y hasta disfrutarás los colores de la vida como yo!”
“Sigue caminando, drogadicta”.
Mientras caminabamos encontramos un pequeño callejón en el que un letrero nos llamó la atención por la leyenda: Corgani, moda inspirada por tus anteriores yo. Entramos al callejón y llegamos a una puerta color verde. Tocamos para que nos abrieran y pudieramos entrar pero nadie contestó. Miss Jinx abrió la puerta y nos encontramos ahora con una escalera que bajaba a lo que suponíamos era un sotano.
“No se si sea buena idea bajar, Bruna. La última vez nos secuestraron”, dijo Miss Jinx preocupada.
“Ay por Dios Jinx, esta vez el Dr. Monroe no podrá con nosotras. Además somos espías internacionales, no amas de casa en apuros. Por ahí dicen que la mejor compra es la que no esperas encontrar y yo estoy intrigada por el anuncio. O está mal escrito o hay algo interesante aquí”.
“Ok, entremos pero sin hacer ruido para poder escapar en caso de ser necesario.”
Bajamos con cuidado pero como siempre, Miss Jinx tuvo a bien tener un ataque de narcolepsia justo ahí y al desvanecerse rodamos las dos por las escaleras y terminamos en el piso del sótano.
“¿Quién anda ahí?” preguntaron. Eran voces de hombres.
“Estupida, ¿no pudiste haberte quedado dormida en la boutique anterior donde me probé casi toda la tienda?”, dije sin que Miss Jinx reaccionara.
“¿Quién anda ahí?”, volvieron a preguntar y encendieron las luces del pasillo. Se escuchaban pasos y me puse de pie tan rápido como pude para recuperar la compostura.
“Hola, mi amiga y yo entramos porque su letrero nos llamó la atención”, contesté segura.
“Ah, clientes…Al, tenemos clientes…bienvenidas señoritas. ¿Su amiga está bien?”, preguntó uno de ellos pero aun no reconocía sus rostros.
“Si, es narcoléptica, ahorita despierta. Pero, ¿quiénes son ustedes?”
“Nosotros somos Al y Mol, creadores de Corgani y usted?”
“Yo soy Bruna Burboise, encantada. Quisiera que me mostraran algo de sus diseños. ¿Este es su show room?”
“No tenemos show room porque diseñamos a la medida y de acuerdo a ciertos estudios que realizamos a nuestras clientes”, replicó Al.
“Ok, no entiendo y tendrán que explicarme porque soy muy poco paciente. ¿A qué se refieren con estudios?”, dije mientras Miss Jinx recuperaba el conocimiento.
“Bueno, Srita Burboise. Sucede que nuestra marca está inspirada en las vidas pasadas de nuestras clientes. Por ejemplo, en su caso haríamos una sesión de hipnosis para provocarle una regresión y que nos diga quién fue en su vida pasada y presentar una propuesta moderna, actual y vanguardista pero con toques del pasado.”
“¡Qué interesante! Quiero una sesión de eso. Necesito un vestido para una gala de beneficiencia que tengo el próximo mes en el Museo Tamayo de la ciudad y quiero lucir espectacular. Esas damas filántropas nos traen de un ala con tanta gala de beneficencia.”
“Estaríamos encantados de vestirla, es más si usted promueve nuestra creación podríamos hacerle un descuento, sabemos lo famosa que es y nos honraría que usara una de nuestras creaciones”, finalizó Al.
Al salir del lugar con una cita para la sesión de hipnosis ya agendada, Miss Jinx y yo volvimos a mi loft para tomar un descanso y después salir a cenar. Al llegar recibí una llamada de Madame La Rue. Es que esa mujer me huele o algo porque siempre me llama justo cuando estoy entrando a casa.
“Brunaaaaaaa, te hablo porque sí, ¡adivinaste! ¡Te tengo una misión!”, dijo Madame La Rue con esa carita tan regordeta y rosada que tiene. A veces me dan ganas de pellizcar sus cachetotes a ver si son de plastilina. Una vez lo hice pero solo logré dejarle moretones en ambas mejillas.
“Yupi, qué emoción” dije desinteresada. “¿De qué se trata ahora?”
“Pues resulta que recibiste la invitación a la gala del Tamayo porque quieren que seas una espía undercover y ayudes a mantener seguro el evento. Al parecer hay alguien amenzando con poner bombas en todo el museo esa noche pues no quiere que se lleve a cabo”.
“¿Cómo? ¿Por qué?”, pregunté intrigadísima por el caso.
“Esto tiene que ver con un sociópata, al parecer alguien que tiene cierto resentimiento contra la alta sociedad”.
“Pero de qué alta sociedad me hablas?”, dije alzando mi ceja perfectísima.
“Pues la alta sociedad de nuestro país”, contestó con naturalidad Madame La Rue.
“¿Cómo? ¿Crees que la gente que sale en Quién o Caras o alguno de esos pasquines de tercera es pertenece a la alta sociedad? ¿Esa es la tan llamada sociedad mexicana? Si la realeza europea me parece ridícula, imagínate la “alta sociedad mexicana”. Dios, por eso este país está como está…”
“Claro, es que nadie ha entendido que es algo que se fabricaron para llenar un nicho de mercado, porque alta sociedad puede haber hasta en Zacatlán de las Manzanas si se crea una revista que agarre a un grupo de gente y les saque fotos y luego la venda diciendo que son la sociedad de ese lugar. Nadie tiene por qué venir a decir que unos son mejores que otros”, replicó enfurecida Miss Jinx.
“Jajajaja Miss Jinx! ¡Jamás te habías puesto así! Es como si te hubiera poseído el Pejelagarto y te recuerdo que ya lo desaparecimos”.
“Ash lo siento, así me pongo cuando las cosas me parecen estupidas”.
“No perdamos el foco Bruna”, dijo Madame La Rue. “Hablábamos de este personaje que está resentido. Necesitamos saber quién es para poderlo detener”.
Tratabamos de pensar en quién podría ser el sociópata cuando recibí una llamada telefónica.
“¿Hola? ¿Hablo con Bruna Burboise?”, preguntó una voz masculina.
“Sí, soy yo, ¿con quién hablo?”, contesté.
“Permítame presentarme, soy E. Morsa, y soy el organizador oficial de la gala del Tamayo, seguramente nos hemos visto en alguna fiesta, porque voy a todas”, dijo con arrogancia.
“Mmm lo dudo, cariño, pero dime, ¿qué necesitas?”
“Simplemente confirmar tu asistencia al evento, nos encantaría contar con tu presencia”.
“Ok, en ese caso confirma mi asistencia con un acompañante”, dije indiferente.
“Perfecto. Pues te esperamos con el gusto de siempre. ¡Ciao!”, y colgó el teléfono.
“Ogh, como me choca esta gente que se cree importante sólo porque organiza fiestas…”
Después de mucho pensarlo, llegamos a la conclusión de que este personaje tenía que ser alguien que tuviera acceso a ese mundo, que se moviera en él, que conociera a la gente para saber que estaría reunida en el mismo lugar y que prácticamente se pudiera mover en ese ambiente pasando desapercibido.
¿Quién querría hacer daño a esta gente y para qué? Podría ser desde un mesero que habitualmente trabajara en esos eventos, o un periodista que los cubre o mejor aún, un organizador que conoce la logística del evento de pies a cabeza, habla con todos los invitados con una familiaridad casi insolente, pero que al mismo tiempo nadie recuerda pues no es ni rico, ni hijo de nadie conocido, ni guapo, ni brillante. Alguien así podría estar muy resentido, pues se mueve en ese ambiente pero no es parte de él.
“¡Lo tengo! Nuestro primer sospechoso: El Sr. Morsa…”
4 Comments:
jejeje. Bruna aún tiene el glam y el charm que sólo ella puede ofrecernos
Bruna!!!
porque ya no me avisas de tus aventuras!!! sabes que soy fiel lector!!!
estoy intrigado... no puedo esperar! quiero el desenlace glamoroso YA!!!!
xoxo
Me resulta chocante que en México pueda existir alguien tan superficial como para creerse de la inexistente nobleza norteamericana... Alguien con un cerebro y una mordacidad únicos que desperdicien su talento desprestigiando a personas con sueños -llamándolas- wannabe y se escandalice por las zapatillas con "huequitos". Sencillamente un ridículo desperdicio. Algún día me apuntaré en tu lista de incondicionales: Hoy tengo las neuronas hiperactivas y no toca.
"Ajo y Agua"
Estimado Ajo y Agua (o como mejor te guste),
No suelo explicar en ningún momento cuando se me cuestiona, pero dado que te tomaste la molestia de leerme y escribirme, te diré que este espacio es unica y exclusivamente de esparcimiento.
En todo momento exagero y distorciono imagenes y situaciones cotidianas con el fin de burlarme a mi modo de ellas.
Es evidente que tú no lo recibiste de esa manera y está bien. Para todo mundo hay. Y por ello te quiero recomendar el siguiente blog que creo iría ´más con lo que después de leerte percibo que es tu interés:
www.expresion-eclectica.blogspot.com
Ciao!
Publicar un comentario
<< Home