Bruna Burboise®: Crónicas de una Perra Bipolar®

Yo soy Bruna Burboise: De día, una dulce perrita de casa. De noche, letal espía y asesina a sueldo.

lunes, abril 09, 2007

Capítulo 3.4: Los cuentos no son siempre para niños (parte 2)

Cuando llegué a la comarca, todo me pareció absolutamente breath taking. Era un paraíso y pensé en invertir en bienes raíces porque nunca está de más tener un pequeño chalet lejos de todo para descansar.

La reina Ivanka me recibió con toda pomposidad, ella sabía perfectamente que así lo tendría que hacer si quería mi ayuda, además claro de los millones de dólares que tendría que pagar por mis servicios.

Me pusieron al tanto de lo sucedido y al parecer confiaban en que podría traer de regreso a Heidi. Miss Jinx fue al bosque a buscar a Celine Ferrón, Bambi y la carreta de lechugas parlanchinas, mientras yo estudiaba el hechizo que Trannytiana y el Príncipe Pingüino habían lanzado sobre el pobre mapache intenso, que para ese momento ya me tenía enferma con tanto lloriqueo. Me urgía descubrir lo que le había hecho no para volverlo a la normalidad, sino para dejar de escuchar sus lamentos por todo el palacio.

“De verdad mapache, estoy llegando al límite en que lo único que provocarás es que te agarre a golpes para que llores en serio”, sentencié.

“Bruna, lo siento, pero esto no es mi culpa, así soy yo”

“Fucking loser...”

En cuanto llegaron los amigos de Heidi, comencé a planear cómo encontrarla, cosa que fue más sencilla de lo que pensé pues el idiota del Príncipe Pingüino había dejado un rastro de excremento durante todo su recorrido (por cierto muy apestoso).

Salimos en su búsqueda, siguiendo el oloroso camino y antes de llegar a la cueva donde estaban, fuimos detenidos por un conejo muy peculiar y dicharachero.

“¿A dónde creen que van?”, preguntó.

“Miss Jinx encárgate de él, hoy no tengo ganas de discutir con toda la fauna del bosque”

“Mire, señor conejo, mi compañera y yo hemos sido contratadas para rescatar a Heidi pues la han secuestrado y este camino nos llevará a donde la tienen cautiva, así que por favor no entorpezca nuestra misión y hágase a un lado”, dijo Miss Jinx.

“Vaya, vaya, ¿así que dos perritas del tamaño de una taza de café me quieren dar órdenes?”

“A ver Miss Jinx dejame tratar con este enano. Tu, conejo, ¿sabes con quién estás hablando? Soy Bruna Burboise, soy toda una heroína profesional, celebridad, cinta negra en karate y domino más de 100 técnicas de combate, ¿necesitas que te lo demuestre para que te quites?”

“Pero no se enoje señorita, yo solo cumplo con mi trabajo. Verá, este camino está lleno de forasteros que siempre vienen a saquear nuestro pueblo y por seguridad necesito detener a cada persona que pase por aca.”

“Aha si ya entiendo, pero veme bien y dime si parezco una ladrona de gallinas. No lo creo. ¿Ves este traje? Es Chanel. Ya se que no sabes de qué diablos te hablo, pero creeme, vale más de lo que tú y tu pueblo producen en un año. Así que déjame pasar.”

“No pues siendo así, pues pásele. De hecho ahora que recuerdo hace unas horas pasaron un Pingüino, una bruja y una chamaquita gordita y chapeada por aca. Al parecer iban al reino vecino a pasar unas vacaciones. Si me lo permiten las puedo guiar hacia donde se fueron”

“Así me gusta conejito, nos vamos entendiendo. Mira necesito que alguien le ayude a Celine Ferrón y Bambi con la carreta de lechugas parlanchinas pues al parecer está muy pesada. Así que sirve de algo y ayudales, anda.”, dije. “Ay me encanta la gente servicial...”

Así que emprendimos nuestro camino de nuevo y llegamos a una parte del bosque desde donde podíamos ver la cueva donde tenían a Heidi. Tenía mucha prisa en traerla de regreso, porque eso de los secuestros nunca me ha gustado nadita. Recuerdo que la pobre Thalía me llamó desesperada pidiendo ayuda, y pues me tuve que negar, porque estaba de spring break en Cabo y la verdad es que no iba a dejar a todos los pubertos gringos que me adoraban por irle a salvar la vida a sus hermanas, para eso estaba su marido y todo su dinero.

El mapache seguía berreando y ya me tenía harta:

“Celine, Bambi, por favor llévense a este mapache chillón lejos de aquí porque va a hacer que nos descubran. Ahóguenlo en el río o algo, pero que se calle”.

Odio trabajar cuando hay gente entorpeciendo mis misiones. El conejo ni tardo ni perezoso se fue con Celine, mientras Bambi regaba la carreta de lechugas que ya se estaban oxidando de tanto sol.

Mientras sumergían al mapache en el agua para que dejara de llorar, el conejo y Celine hicieron clic desde el principio. Hubo química entre ellos y tan entrados estaban en lo suyo, que se les olvidaba que el mapache se estaba ahogando. Lo sacaban y lo volvían a sumergir mientras Celine contaba al conejo lo difícil que era encontrar el amor. El mapache ya estaba morado, pero ellos seguían sin darse cuenta.

De regreso en nuestro campamento Miss Jinx y yo ya teníamos resuelto cómo rescataríamos a Heidi. Así que decidimos comenzar la operación “salvemos a la cachetona”, como la titulamos.

Entramos a la cueva y ahí estaba Trannytiana diciendo una cantidad de tonterías en un tono de voz tan alto que pensé que me quedaría sorda. El Pingüino solo le decía que si a todo y Heidi estaba amarrada y amordazada.

Viendo que estaban desprevenidos actuamos en ese momento.

“¡Hola Trannytiana!”, grité.

“¿Tú quién eres perrita enana y fea?, dijo burlona.

“Tu peor pesadilla, gorda!”

Volé por los aires y caí sobre ella propinándole unas patadas rápidas en el pecho. Arañé toda su cara con las técnicas que me enseñó la gata Melchora y como ni así dejaba de decir tonterías, saqué de mi bota derecha una aguja e hilo que usalmente traigo para emergencias de costura, pero que en esta ocasión me servirían para conserle la boca a la bruja. Le hice un diseño hermosísimo que me enseñó mi amigo Tom Ford, sencillo pero very classy!

Una vez callada, el poder de Trannytiana se fue. El siguiente era el Pingüino.

“O sea a ver perrita, la verdad es que yo no tuve la idea, fue Trannytiana, yo solo soy un príncipe con cara de pingüino e ínfulas de grandeza. A mi Heidi ni me gusta.”

“Bueno, pues entonces es-fú-ma-te”, le dije tronándole los dedos. “Pero si crees que te vas a ir sin por lo menos un golpecito, estás equivocado, porque ¿qué crees? Que ya me pagaron el trabajo completo y pues hay que desquitarlo.”

Así que en ese momento entraron en acción Celine, Bambi y la carreta de lechugas, una buena golpiza fue lo que le dieron al aberrante principete para que aprendiera una lección de honestidad. El Pingüino se fue corriendo lleno de sangre y hojas de lechuga.

Mientras, yo destaba a a Heidi…

“Gracias Bruna, pero la verdad es que con un poco más de tiempo, yo hubiera podido liberarme sola, mira, ya con mis dientes a prueba de todo, había roído tanto las cuerdas que casi casi lo logro”.

“¡Cállate malagradecida!”, grité soltándole un bofetón doble que hizo que sus ya rosados cachetitos se enrojecieran más.

“Awwww! ¿Y por qué me pegas?”

“Ay bueno nena, disculpame, pero es que me estresas y mis nerviecitos no han estado muy bien. Fijate que la semana pasada tuve un percance automovilistico terrible que me dejó con los nervios hechos añicos.”

“Bueno, bueno, señora Burboise, agradezco que haya venido a rescatarme de este par de losers”

“¿Señora? ¡Osh! Qué te pasa gordita, soy señorita, si soy casi un año más grande que tu”, dije ofendida.

“Jajajajajajaja ay Bruna, ¡esa ni tú te la creíste!”, reía Miss Jinx.

“Cállate tonta, que también tú sales mal parada”.

“Ok, ok, pero Bruna se te ha olvidado algo. Al coser la boca de Trannytiana te olvidaste de pedirle que revirtiera el hechizo para que el mapache intenso dejara de serlo.”

“Tienes toda la razón, pero mira aquí está su librito de hechizos, vamos a revisarlo”

El mapache seguía siendo el mismo: intenso. Gracias al cielo había dejado de llorar, pero ahora estaba deprimido. Heidi lo veía y se secreteaba con Celine y Bambi. Ambos se acercaron y me dijeron que no había necesidad de perder el tiempo tratando de volver al mapache a la normalidad, pues al parecer Heidi ya no estaba interesada en él. Y es que después de verlo llorando y deprimido, le dio flojera y prefirió no continuar con su relación.

“Bueno, mapachito, pues ya lo sabes, Heidi no quiere seguir siendo tu novia y a mi francamente no me pagaron para regresarte a la normalidad, así que desde ahora tendrás que aceptar toda esa intensidad que te caracteriza y seguir lloriqueando por los rincones solo.”

El mapache no pudo con la noticia y comenzó a llorar de tal forma que en menos de un minuto se ahogó en sus propias lágrimas. Pobrecillo, su destino fue fatal al final, jajajajaja supongo que no todo en esta vida es perfecto, pero la vida sigue.

De regreso en el palacio, la reina Ivanka estaba tan complacida por el buen resultado de la misión que organizó una fiesta en mi honor. Yo como siempre iba tan preparada que decidí usar un hermosísimo vestido de Dior Vintage con el que fui la sensación. No había príncipes azules, ni caballeros en armaduras como en los cuentos, pero sí mucha suntuosidad y eso siempre gusta más.

Heidi y su banda fueron los encargados de amenizar la velada. Celine y el conejo tenían planes de vivir juntos pues se habían enamorado perdidamente y Bambi y la carreta de lechugas parlanchínas coreaban juntas la canción que a todos nos puso a bailar.

“Mapacheeeeeee, mapache intensoooooo, lloras y lloras y lloras y no dejas de llorar. Tu vida es el drama, tu karma eres tu mismooooo.”

Y es así como termina este cuento, que no es de hadas, pero si tuvo un final feliz.

4 Comments:

At abril 09, 2007, Blogger Alex said...

Que buen desenlace!!! Gracias por salvar a la pobre Heidi del Principe Pingüino!!!

Un poco crudo pero bueno...

Un Super Abraxo mi queridisima Bruna!

 
At abril 17, 2007, Blogger Marilú Repudio said...

creo que hoy ando de suerte.!! me eh encontrado puros blogs de mex... y que me agradan como este!! un saludo desde Gto... =D

 
At abril 17, 2007, Blogger Marilú Repudio said...

jajaja.. ya te agrege a mi lista de F/F jeje..
asi que te estare leyendo más seguido!

Vai

 
At abril 17, 2007, Blogger @ Blozzom @ said...

jajaja el mejor final que he leido en años!!!

Grax Bruna!

 

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