Capítulo 2.5: ¡Sonríe, te voy a patear el culo!
¡Mis queri@s! Estoy de vuelta para seguir compartiendo con ustedes mi glamorosa y muy ajetreada vida, siempre llena de aventuras.
En tiempos difíciles para mi país hasta una perrita chihuahueña tan pequeñita como yo se preocupa. En las últimas semanas he sido testigo de cosas que yo creía ya no existían en este país, pero creanlo, ¡existen! Por eso ahora (y sin que nadie me lo pidiera) me puse muy social.
Esta historia comienza hace aproximadamente 3 semanas, cuando se inauguró el Mundial de Futbol en Alemania. Yo no soy una perrita muy aficionada, pero bueno, tampoco me gusta ser tachada de amargada, así que me senté con Miss Jinx a ver los partidos de México uno por uno.
En el partido contra Irán, nos emocionamos por el ventiúnico gol de la Selección. ¿Pues qué no les pagan para ser máquinas de goles? Irán participaba por primera vez, ¿qué no era fácil meter más goles? Después con Angola, empate y de lo más aburrido. Contra Portugal se confiaron y perdieron y la máxima humillación vino cuando perdimos contra Argentina. No sólo era haber perdido, noooooooooooooooo! Lo peor fue perder contra los argentinos (cómo los detesto!!!!).
Lo más triste de todo es que la afición mexicana andaba oligofrénica brincando de la emoción ante un golecito, un empate, y aun encima de la derrota, un pase a la siguiente ronda apenitas. ¡Qué les pasa! ¿No deberían de estar enojados y quizá exigir más a la sobrevalorada Selección Nacional? El problema es que a la gente se le olvidan muchas cosas y es más, hasta los justifican.
Yo sí me enoje, y mucho. Así que decidí tomar acciones drásticas. Puse a Miss Jinx a investigar cuándo llegaría su avión de regreso de Alemania, pues les haría una visita…y no precisamente amistosa.
Cuando me enteré, me colé al área restringida. No había medios de comunicación, ni cámaras, ni flashes, ni fans. Solo ellos y yo. Uno por uno les fui dando su merecido por inútiles. Claro, al único que no le pegué tanto fue a Oswaldo Sánchez porque tampoco soy tan deslamada, el pobre venía con el luto de la muerte de su padre, así que nada más le hice unos rasguñitos en la cara y le rompí un brazo.
Pero a los demás les fue muy mal. A Kikín Fonseca con todo y que sus fotos en TV Notas me parecieron sexy de una manera bizarra, le acomodé la nariz de un golpe y hasta la cara de labio leporino se le quitó. A Rafa Márquez lo agarré de las greñas horrendas que traía y lo arrastré hasta que no le quedó ni un pelo. Nadie comete semejante fashion crime en mi presencia y menos engañar a la pobre Adrianita Lavat con la zorra de Haydi Michel.
Pero con quien más me di vuelo fue con el entrenador Lavolpe. Es que ese viejo, además de ser un incompetente, es argentino. Le arranqué la lengua y se la pegué en la frente. Cuando salieron al área donde los esperaban, ya no valía ni siquiera echarles un huevazo, ya no podían caminar y lloraban desconsolados. Mi buena obra del día estaba hecha.
Días después fui invitada a una fiestecita super exclusiva de esas donde los PRs me ruegan para que asista. La fiesta en cuestión era de una marca de telefonía chaférrima, obvio hablo de Nextel. Lanzaban un celular muy sofisticado y con diseño, todo muy bonito. Hasta que el pelele que representa a la compañía en el área de comunicación, de nombre Germán según recuerdo, decidió quejarse de la concurrencia. Primero porque había mucho gay y era ofensivo para su compañía que gente así estuviera en su fiesta. Luego se quejó de que había gente de piel morena, como si en México todos fueramos rubios de ojos azules y el fuera descendiente directo de los reyes de Noruega y por si fuera poco, al final se quejó porque yo soy una perrita. ¡Qué le pasa!
En pocas palabras el tipejo de quinta discriminó a la mitad de la fiesta. La otra mitad evidentemente eran parte de su pandilla de gangsters machos a los que les gusta ligarse a la edecanes en sus ‘pedas’ mientras se meten hasta la alfombra. Todos comandados por el director general, un pobre gringo pendejo con poder que cree que puede venir a discriminar a este país cuando él tiene cara de coño mal lavado (Tourette deja de apoderarte de míiii!!!!)
En fin, me molesté tanto con el incidente que en un arranque de ira y dos minutos fueron suficientes para meterles a todos su aparatito nuevo y reluciente por el culo como los dildos que tanto les gustan y que se prestan en secreto. Nadie, ni Miss Jinx me había visto tan enojada. Es que yo odio las injusticias y esta bola de gañanes de verdad se lo merecían. Los dejé llorando a todos como niñitas asustadas. ¡Es el siglo XXI imbéciles! Esas cosas ya ni se piensan, porque lo IN es ser super tolerante y respetuoso de la vida y decisiones de los demás o ¿alguien los critica a ustedes por tener ser jotos de clóset y tener el pene chiquito? NADIE!
Me fui con Miss Jinx y todas mis comadres a otra fiesta donde la pasamos bomba y no hubo tales estupideces.
Y después, en ese mismo fin de semana, hubo elecciones para presidente, por lo que desde temprano, me dispuse a ir a votar. Como iría temprano a la casilla, decidí no arreglarme mucho e ir en plan low key, al final ir a votar no era muy glamoroso.
Así que me enfundé en mi outfit de Juicy, con unos lentes Prada y mis Adicolor nuevecitos recién decorados con mi autorretrato, el iPod y a correr a la casilla. Yo obviamente votaría por Felipe Calderón, porque jamás le daría mi voto al pez de agua puerca. Primero porque es gente super fea y segundo porque me priva que sea tan populista.
El frenesí de la gente elevándolo a niveles mesiánicos me sorprende muchísimo aun hoy a escasas horas de una elección por demás complicada. Su guerrita de dimes y diretes previos a las elecciones me aburrieron al máximo y me di cuenta de que ninguno valía la pena. Pero como me choca más el Pejelagarto no pude resistir ponerlo en su lugar.
Cuando llegué al lugar, estaba muy ufano en el Zócalo diciendo a sus seguidores, que por lo visto eran ciegos y manipulables, que sonrieran pues habían ganado. Tremenda fiesta tenía montada, pero como yo no estaba de humor ni siquiera me detuve a planear nada, todo fue muy visceral. Tomé el escenario por sorpresa, me le fui encima y le arranqué de un solo tirón el odioso gallito de pelo que le fascina dejarse sin peinar pues es como su trademark.
Después, como a Lavolpe, le arranqué la lengua y la aventé al público, le cayó a una viejita que se la comió de inmediato pensando que estaban regalando filetes. El Pejelagarto daba vueltas como loco pues sin su lengua ya no tenía ningún poder. Tenía los ojos inyectados de furia, me veía con el peor odio y se veía que me quería hacer daño.
Corrió hacia mí con todas sus fuerzas pero yo no le tenía miedo. El era un perro de esos que ladran y no hacen nada. Así que alcé mi patita e hice que se tropezará. Salió volando y cayó crucificado entre dos banderas de su partido.
La gente salió corriendo despavorida al ver el final de su candidato, pero nadie fue para levantarlo. En 10 minutos el pobre quedó solo, crucificado con dos de sus banderas y tirado en pleno Zócalo con su sueño de gloria destruido. Me acerqué a ver la patética escena y con mi patita apoyada sobre su vientre no pude sino decirle: “¡Sonríe, te pateé el culo!”.
En tan poco tiempo, hice 3 cosas por mi país: romperles los huesos a los ineptos de la Selección de Futbol, castigar la discriminación a minorías y hacerle un favor a toda esa gente que engañada votó por el energúmeno tabasqueño.
Y cierro mi aventura con un mensaje: ¡Despierta México!
En tiempos difíciles para mi país hasta una perrita chihuahueña tan pequeñita como yo se preocupa. En las últimas semanas he sido testigo de cosas que yo creía ya no existían en este país, pero creanlo, ¡existen! Por eso ahora (y sin que nadie me lo pidiera) me puse muy social.
Esta historia comienza hace aproximadamente 3 semanas, cuando se inauguró el Mundial de Futbol en Alemania. Yo no soy una perrita muy aficionada, pero bueno, tampoco me gusta ser tachada de amargada, así que me senté con Miss Jinx a ver los partidos de México uno por uno.
En el partido contra Irán, nos emocionamos por el ventiúnico gol de la Selección. ¿Pues qué no les pagan para ser máquinas de goles? Irán participaba por primera vez, ¿qué no era fácil meter más goles? Después con Angola, empate y de lo más aburrido. Contra Portugal se confiaron y perdieron y la máxima humillación vino cuando perdimos contra Argentina. No sólo era haber perdido, noooooooooooooooo! Lo peor fue perder contra los argentinos (cómo los detesto!!!!).
Lo más triste de todo es que la afición mexicana andaba oligofrénica brincando de la emoción ante un golecito, un empate, y aun encima de la derrota, un pase a la siguiente ronda apenitas. ¡Qué les pasa! ¿No deberían de estar enojados y quizá exigir más a la sobrevalorada Selección Nacional? El problema es que a la gente se le olvidan muchas cosas y es más, hasta los justifican.
Yo sí me enoje, y mucho. Así que decidí tomar acciones drásticas. Puse a Miss Jinx a investigar cuándo llegaría su avión de regreso de Alemania, pues les haría una visita…y no precisamente amistosa.
Cuando me enteré, me colé al área restringida. No había medios de comunicación, ni cámaras, ni flashes, ni fans. Solo ellos y yo. Uno por uno les fui dando su merecido por inútiles. Claro, al único que no le pegué tanto fue a Oswaldo Sánchez porque tampoco soy tan deslamada, el pobre venía con el luto de la muerte de su padre, así que nada más le hice unos rasguñitos en la cara y le rompí un brazo.
Pero a los demás les fue muy mal. A Kikín Fonseca con todo y que sus fotos en TV Notas me parecieron sexy de una manera bizarra, le acomodé la nariz de un golpe y hasta la cara de labio leporino se le quitó. A Rafa Márquez lo agarré de las greñas horrendas que traía y lo arrastré hasta que no le quedó ni un pelo. Nadie comete semejante fashion crime en mi presencia y menos engañar a la pobre Adrianita Lavat con la zorra de Haydi Michel.
Pero con quien más me di vuelo fue con el entrenador Lavolpe. Es que ese viejo, además de ser un incompetente, es argentino. Le arranqué la lengua y se la pegué en la frente. Cuando salieron al área donde los esperaban, ya no valía ni siquiera echarles un huevazo, ya no podían caminar y lloraban desconsolados. Mi buena obra del día estaba hecha.
Días después fui invitada a una fiestecita super exclusiva de esas donde los PRs me ruegan para que asista. La fiesta en cuestión era de una marca de telefonía chaférrima, obvio hablo de Nextel. Lanzaban un celular muy sofisticado y con diseño, todo muy bonito. Hasta que el pelele que representa a la compañía en el área de comunicación, de nombre Germán según recuerdo, decidió quejarse de la concurrencia. Primero porque había mucho gay y era ofensivo para su compañía que gente así estuviera en su fiesta. Luego se quejó de que había gente de piel morena, como si en México todos fueramos rubios de ojos azules y el fuera descendiente directo de los reyes de Noruega y por si fuera poco, al final se quejó porque yo soy una perrita. ¡Qué le pasa!
En pocas palabras el tipejo de quinta discriminó a la mitad de la fiesta. La otra mitad evidentemente eran parte de su pandilla de gangsters machos a los que les gusta ligarse a la edecanes en sus ‘pedas’ mientras se meten hasta la alfombra. Todos comandados por el director general, un pobre gringo pendejo con poder que cree que puede venir a discriminar a este país cuando él tiene cara de coño mal lavado (Tourette deja de apoderarte de míiii!!!!)
En fin, me molesté tanto con el incidente que en un arranque de ira y dos minutos fueron suficientes para meterles a todos su aparatito nuevo y reluciente por el culo como los dildos que tanto les gustan y que se prestan en secreto. Nadie, ni Miss Jinx me había visto tan enojada. Es que yo odio las injusticias y esta bola de gañanes de verdad se lo merecían. Los dejé llorando a todos como niñitas asustadas. ¡Es el siglo XXI imbéciles! Esas cosas ya ni se piensan, porque lo IN es ser super tolerante y respetuoso de la vida y decisiones de los demás o ¿alguien los critica a ustedes por tener ser jotos de clóset y tener el pene chiquito? NADIE!
Me fui con Miss Jinx y todas mis comadres a otra fiesta donde la pasamos bomba y no hubo tales estupideces.
Y después, en ese mismo fin de semana, hubo elecciones para presidente, por lo que desde temprano, me dispuse a ir a votar. Como iría temprano a la casilla, decidí no arreglarme mucho e ir en plan low key, al final ir a votar no era muy glamoroso.
Así que me enfundé en mi outfit de Juicy, con unos lentes Prada y mis Adicolor nuevecitos recién decorados con mi autorretrato, el iPod y a correr a la casilla. Yo obviamente votaría por Felipe Calderón, porque jamás le daría mi voto al pez de agua puerca. Primero porque es gente super fea y segundo porque me priva que sea tan populista.
El frenesí de la gente elevándolo a niveles mesiánicos me sorprende muchísimo aun hoy a escasas horas de una elección por demás complicada. Su guerrita de dimes y diretes previos a las elecciones me aburrieron al máximo y me di cuenta de que ninguno valía la pena. Pero como me choca más el Pejelagarto no pude resistir ponerlo en su lugar.
Cuando llegué al lugar, estaba muy ufano en el Zócalo diciendo a sus seguidores, que por lo visto eran ciegos y manipulables, que sonrieran pues habían ganado. Tremenda fiesta tenía montada, pero como yo no estaba de humor ni siquiera me detuve a planear nada, todo fue muy visceral. Tomé el escenario por sorpresa, me le fui encima y le arranqué de un solo tirón el odioso gallito de pelo que le fascina dejarse sin peinar pues es como su trademark.
Después, como a Lavolpe, le arranqué la lengua y la aventé al público, le cayó a una viejita que se la comió de inmediato pensando que estaban regalando filetes. El Pejelagarto daba vueltas como loco pues sin su lengua ya no tenía ningún poder. Tenía los ojos inyectados de furia, me veía con el peor odio y se veía que me quería hacer daño.
Corrió hacia mí con todas sus fuerzas pero yo no le tenía miedo. El era un perro de esos que ladran y no hacen nada. Así que alcé mi patita e hice que se tropezará. Salió volando y cayó crucificado entre dos banderas de su partido.
La gente salió corriendo despavorida al ver el final de su candidato, pero nadie fue para levantarlo. En 10 minutos el pobre quedó solo, crucificado con dos de sus banderas y tirado en pleno Zócalo con su sueño de gloria destruido. Me acerqué a ver la patética escena y con mi patita apoyada sobre su vientre no pude sino decirle: “¡Sonríe, te pateé el culo!”.
En tan poco tiempo, hice 3 cosas por mi país: romperles los huesos a los ineptos de la Selección de Futbol, castigar la discriminación a minorías y hacerle un favor a toda esa gente que engañada votó por el energúmeno tabasqueño.
Y cierro mi aventura con un mensaje: ¡Despierta México!
3 Comments:
ay darling ya no se ni que decir, en vez de tez morena aca en el norte tezblancoso se les dice gente de color humilde, y asi se emperran más, pero lo demás e smuy apropiado, peje for populistas, giuuu
PD
tambien se les puede decir: "aguacatas"
Chingao, eres una perrita super brava eh? - cuántos no quisiéramos y te aplaudiríamos, te ovacionaríamos y nos pondríamos de pie si hicieras algo así por el peje!!
Felicidades por el blog, super divertido, de muy buen gusto. Que bueno que no votes por la gente fea. Saludos.
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