Bruna Burboise®: Crónicas de una Perra Bipolar®

Yo soy Bruna Burboise: De día, una dulce perrita de casa. De noche, letal espía y asesina a sueldo.

viernes, marzo 31, 2006

Capítulo 3: Bruna contra la Patinadora (y un Hobbit detrás)--Parte 1


Originalmente escrito en Julio de 2005…

Una vez más les envío lenguetazos de gozo y felicidad por encontrarme de nuevo con ustedes, en este que también es su espacio. Hoy les contaré sobre uno de mis más difíciles trabajos, el tercero para ser más precisa. Fue uno de los más rudos y divertidos que hecho hasta la fecha.

Una mañana de martes salía de mi habitación del Hotel Condesa DF perfectamente bien ataviada en un Chanel suit de tweed (es que iba a un desayuno con Marie Theresé Arango y Vivianita Corcuera de esos donde le sacan dinero a las señoras de alta sociedad para sus 'causas filantrópicas') mientras le repetía por cuarta vez la agenda del día a mi amiga/confidente/asistente y eternal-pain-in-the-ass Miss Jinx. Aún no me mudaba de casa y pues me tenía que quedar en algún lugar que sirviera de base para atender cualquier request.

Mientras me aseguraba que mi outfit estuviera perfecto, Jinx se robaba un pedazo de tocino del room service de la habitación que teníamos a un lado. Le di un golpe con mi Birkin bag y le repetí que ese tipo de cosas no se hacían, que si en el Bronx acostumbraba robar comida, ya no tendría por qué hacerlo pues ya recibía un buen sueldo que yo le daba por ser mi pata derecha aunque en ocasiones se duerma a medio trabajo.

De la habitación contigua salió corriendo una chica menuda de rostro estropeado por marcas de juventud, al hombro llevaba unos patines bastante sucios con los cuales golpeó en la cabeza a Miss Jinx, quien afortunadamente se quedó dormida encima de un plato de cereal remojado 10 segundos antes de recibir el golpe, y de no ser por las imágenes que registraron las cámaras de vigilancia que revisamos posteriormente, ella jamás se habría enterado de donde salió el chichón verde que adornó su pequeña carita durante unos días.

Atrás de la menuda jovenzuela salio una especie de hobbit desarrollado, lejos, muy lejos de su comarca española, pero era sofisticado, porque me pude dar cuenta de que se cuidaba los pies y hasta usaba zapatos. Corría por el pasillo desesperado gritándo ‘Betty, Betty, Beeeeeeetty!!!!!’

El hombre salió con tal prisa de la habitación que olvidó ponerse ropa interior abajo de la bata que volaba por el pasillo ('Innie weeny, teeny weeny, shriveled little short dick man'...oops! that was out loud?). Me vi forzada a dispararle un dardo tranquilizante para paquidermos que traía en mi bolso. El hobbit cayó rodando por las escaleras hasta que tropezó con una chica que admiro porque es la única persona –aparte de su canina servidora—que usa los 9 trunks Louis Vuitton para un viaje de 6 horas.

La Chica LV aka. Esther (her Kabbalah name) soltó improperios (que no puedo repetir en estas ciberlíneas porque soy una perrita decente), e hizo reaccionar al hombre con un par de aplicaciones de su carísimo perfume. Cuando abrió los ojos dijo ‘Betty?????’ La voluptuosa mujer le dijo con el más natural desdén, ‘No, Madonna!!! ¿Podrias levantarte?, estás encima de mi bolsa que es mucho, mucho más cara que tu mísera vida así que quítate’.

El hombrecillo se quedó pasmado de la radiante belleza de la Chica LV, tanto que después del musitado ‘Betty’ no pudo articular palabra hasta que ella le reclamó por haber estropeado su bolso. Para reparar el daño quedó de invitarla a cenar y ella aceptó pero bajo la condición de escoger el lugar.

Cuando el hobbit regresó a su habitación, yo seguía en el pasillo intentando despertar a Miss Jinx dándole cachetaditas con mi patita (estúpida, me arruinó el mani), pero la muy bruta roncaba y roncaba sin cesar. Al vernos en esa situación, el amable hombre nos invitó a descansar en su habitación de la impresión que nos habíamos llevado. Yo como no soy ninguna tonta, le pedí que me ayudara a llevar a Miss Jinx a la cama, mientras yo recogía sus cosas. Al darme la espalda aproveché para noquearlo con una de las botas de Miss Jinx, el hombre cayó al suelo casi encima de mi amiga.

Ustedes se preguntaran porqué hice esto. Simple, una perrita antes que otra cosa debe ser desconfiada, ya ven lo que le pasó a la Trevi. Yo no entro así como así a la habitación de un extraño, además así tedría tiempo para rastrear pistas de la chicuela de las marcas de juventud, cuya descripción cuadraba perfectamente con el perfil de la criminal que ahora estaba encomendada a buscar según el último e mail de La Rubio, mi manager y PR.

Esto me olía a otro "trabajito" perfecto para Bruna...Bruna Burboise.

Continuará...

1 Comments:

At abril 04, 2006, Anonymous Anónimo said...

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